La osteopatía es una disciplina médica que nació en Estados Unidos en el año 1874, de la mano del médico Andrew Taylor Still.
Se trata de un enfoque clínico en el cuál todos los sistemas orgánicos son interdependientes y funcionan conjuntamente. El fallo en alguno de los sistemas, repercute sobre los demás, creando disfunciones. Las disfunciones pueden ser asiento de clínica (dolencias) y, mantenidas en el tiempo, las precursoras o facilitadoras de la instauración de una enfermedad.
En numerosas ocasiones, hay personas que presentan problemas y/o dolencias a las que la medicina tradicional no le encuentra respuesta o si lo hace, el abordaje es puramente farmacológico o invasivo (quirúrgico). La osteopatía representa un complemento a estos abordajes clásicos, haciendo uso de la terapia manual y de una extensa formación en aspectos anatómicos, biomecánicos y fisiopatológicos.
Cuando realizamos un abordaje osteopático de una lesión, dolencia o enfermedad, lo hacemos apoyándonos en todos los sistemas que influyen en el estado y el correcto funcionamiento de esa estructura. Por norma general, cuando el dolor se instaura, la causa se debe a un conjunto de factores que han desencadenado en el hecho de que un tejido se degenere y se lesione, enferme o duela. Siendo, en última instancia, el tejido o estructura que emite el dolor, el responsable de la situación. Para restaurar la salud, recuperar la funcionalidad y eliminar el dolor, se ha de eliminar la presencia de todos aquellos factores que lo desencadenaron o favorecieron, y esto implica trabajar con todos los sistemas orgánicos (músculo-esquelético, nervioso, fascial, visceral y craneal). Si quieres ampliar esta información con un ejemplo práctico, visita nuestro post «La osteopatía y el concepto holístico del cuerpo».
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